
La política socio-económica de Alemania se basa en el concepto de economía social de mercado.
Alemania es el primer país industrializado importante del mundo que se compromete a la transición energética renovable llamada Energiewende. Alemania es el principal productor de turbinas eólicas y tecnología de energía solar en el mundo. Más de 1,5 millones de plantas de generación de energía renovable se han instalado en Alemania durante los últimos 25 años. Las energías renovables producen en la actualidad más del 27% de la electricidad total que se consume en Alemania.
El 99 por ciento de todas las empresas alemanas pertenecen a las denominadas Mittelstand, pequeñas y medianas empresas de propiedad familiar. De las 500 empresas que cotizan en bolsa más grandes del mundo, 50 tienen su sede en Alemania. Por capitalización de mercado, 20 empresas con sede en Alemania están en el Fortune Global 500 como Volkswagen, Allianz, Daimler, BMW, Siemens, BASF, Munich Re, E.ON, Bayer, y RWE.
Alemania es el mayor productor de lignito en el mundo. Alemania también es rica en madera, hierro, potasa, sal, uranio, níquel, cobre y gas natural. La energía en Alemania se obtienen principalmente por los combustibles fósiles, seguida de la energía nuclear, y por las energías renovables como la biomasa (madera y biocombustibles), eólica, hidráulica y solar.
Alemania es la ubicación más importante para las ferias comerciales del mundo. Alrededor de dos tercios de las ferias más importantes del mundo se llevan a cabo en Alemania. Las mayores ferias anuales y congresos internacionales se llevan a cabo en varias ciudades alemanas, como Hannover, Munich, Frankfurt y Berlín.
Alemania es el único país entre los cinco principales exportadores de armas que no es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La Revolución Industrial en Alemania llegó casi un siglo después más tarde de lo que lo hizo en Gran Bretaña, Francia y Bélgica, ya que Alemania se convirtió en un país unificado en el siglo XIX.
El establecimiento del Zollverein (unión aduanera alemana) y la creación de sistemas ferroviarios fueron los principales impulsores de la revolución industrial y de la unión política. En 1834, se eliminaron las barreras arancelarias entre los estados alemanes. En 1835, el primer ferrocarril alemán fue construido uniendo Dresde y Leipzig, y tuvo tanto éxito que la década de 1840 se vivió una "fiebre por los trenes" en todos los estados alemanes. Con el tiempo, otros estados alemanes se unieron a la unión aduanera y comenzaron a vincular sus sistemas de ferrocarriles, que comenzaron a conectar todos los rincones de Alemania. Con la creación de un sistema ferroviario en toda Alemania en la década de 1840 se intensificó el desarrollo económico que abrió nuevos mercados para los productos locales, se incrementó la demanda de ingenieros, arquitectos y operarios calificados y estimuló las inversiones en el carbón y el hierro..